FRENTE AL CANTÁBRICO
Aquel beso del amanecer había sido un espejismo de otro tiempo,
pronto se desataba la furia, de nuevo sobre él.
La violencia psicológica no aparecía como resultado de su autopsia,
aquella lágrima que la delataba, hacía rato que se había secado.
Su voz más apagada de lo normal, había dejado de evidenciar la situación,
y su mirada, baja ahora, era seca, fija y cristalina.
Había marchado como había venido, sin ruido.
J Emilio Sánchez
27 VII 2019
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