lunes, 19 de noviembre de 2012

En un rincón

La Luna un ojo guiñaba,
al Sol desaparecido,
la Puebla atrás quedaba,
de un día cuasi vencido.

En un rincón de la sierra,
de la Sierra del Rincón,
por el otoño cromada,
por las lluvias mojada.

Veintiséis lunas pasaron,
de aquella primera oda,
robles, centenarios estandartes,
pizanegros, milenarios resaltes.

Enorme espacio de silencio,
oscuros vientos lejanos,
domando ariscas brechas,
gargantas todavía cubiertas,
de bosque, arroyos y matas,
de luz veraniega colada,
de días de amaneceres,
de tardes atardeceres.

El llorar de las hojas dejas,
los prados con sus ovejas,
las casas con sus viejas tejas,
libre naturaleza sin rejas.

17 nov 2012

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